Introducción
En momentos de incertidumbre y agitación, la serenidad que proviene de la fe es el ancla que sostiene el espíritu. Al abrir nuestro corazón a la gracia divina, encontramos la fuerza necesaria para enfrentar cada desafío con paz y esperanza. Unido en devoción, te invito a elevar esta oración al Creador, confiando en Su amor y sabiduría sin límites. Que cada palabra sea un refugio de calma y un faro de fe en tu interior.
Oración
Oh Dios Altísimo,
fuente de luz eterna,
guía nuestros pasos
en este mundo incierto.
Señor de los cielos,
te alabamos con gratitud;
por tu amor y tu gracia,
nuestra fe es renovada.
Danos paz en el alma,
fuerza para lo incierto;
calma el tumulto interno,
con tu amor perfecto.
Bendícenos, oh Señor,
con esperanza y amor;
que tu paz nos cubra,
oh y siempre. Amén.
Confiado en su promesa, puedes encaminar tus pasos con un corazón renovado. Que esta oración resuene en ti, fortaleciendo tu espíritu y acercándote cada día más al propósito divino.
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